domingo, 15 de diciembre de 2019

domingo, 11 de agosto de 2019

Podemos sentir como si estuviéramos en el océano pero nos obligamos a nadar solo cerca de la orilla, para sentir que hacemos por. La vida se trata de animarnos a salir al mar, para desarrollar nuevas herramientas que nos permitan bucear sin necesariamente tocar fondo.

jueves, 29 de marzo de 2018

Lo primero que se me viene a la cabeza es que quisiera letra transparente, para que nadie pudiera leer lo que escribo. Pero voy a intentar escribir igual como si nadie estuviera leyendo, después de todo, si llegara a pasar algo, al menos les queda un rastro de que se me pasaba por la cabeza en este momento.
Lo segundo es que mientras iba por la calle buscando esperanza encontré dos frases: "la verdad fragmentada se relativiza" y "desafiar los márgenes".
Lo tercero es que me duele la nariz de tanto llorar y tendría que haber empezado a escribir hace mucho tiempo.
Lo cuarto es que dos gramos de las pastillas mágicas no calman nada y tengo miedo de lo que pueda pasar si tomo más. Aunque ganas de no existir no me faltan, últimamente es lo único en lo que pienso. Hace un rato pensaba que quería irme de viaje y perderme, dicen que hay que perderse para encontrarse. Pero ahora pienso que eso es tan pasajero como irte a dormir y esperar que cuando te despiertes las cosas sean o se sientan diferentes. Por eso sólo pienso en no existir, no sentir. Estoy sola, completamente sola. Dependo de mí pero yo no me importo. Probé terapia, probé pastillas, probé artes, probé concentrarme en el estudio, probé salir, probé estar con mis amigos, probé con alcohol; pero nada me cambia y nada cambia. La historia se repite, es cíclica, tal vez porque yo no cambio pero no se cómo o no tengo fuerzas, y cada día que pasa tengo menos.
Me siento en un pozo oscuro, sin salida, o sin ganas de salir, no se, no encuentro motivos. No quiero estudiar más, no quiero ir a trabajar, no quiero pisar lugares que ya pisé miles de veces, tampoco quiero irme de vacaciones, no quiero tocar la guitarra, no quiero mirar una peli, es más, ni siquiera quiero dormir, no quiero soñar, no quiero despertarme. Pero quién va a cuidar a mis gatos? Y qué culpa tienen de todo esto? Ahora están todos quietos, mirándome, sin saber que hacer. El tiempo pasa y yo tampoco se que hacer. Debería pedir ayuda? Más médicos no, amigos no, familia menos. Qué hago? No quiero escuchar música, no quiero ordenar, no quiero comer. Respiro porque todavía puedo. Nada más. Odio que sea un feriado, por fin, un día sin facu, sin trabajar, sin obligaciones. Donde puedo estar tirada todo el día con abrazos, pero no tengo abrazos, no tengo besos, no tengo nada, se fueron sin hacer nada y me dejaron así, como siempre. Y no los culpo.
No se cómo explicar lo que me pasa, no tiene sentido, no termina nunca, me atrapa, no me deja seguir con mi vida, no se dónde empieza, no se cómo termina... Y las formas que se me ocurren de terminarlo no son muy alentadoras.
No dejo de preguntarme... qué hago? qué hago? qué hago?

martes, 6 de marzo de 2018

Hay pastillas que ayudan al olvido. Hay olvidos que parecen un suicidio. 
Yo no quiero ser parte de tu olvido, quiero que lleguemos junto al precipicio de tu paraíso. 
Dame calor que siento mucho frío, en enero no se necesita abrigo... 
Es que me siento todo el tiempo en el abismo.
 Un abrazo es lo único que pido. 
Otra vez. A veces llego a pensar que ya soy así y no hay forma de cambiarlo, que soy como una ola que inevitablemente toca arena de vez en vez. Ayer tiré un montón de cosas, ropa, zapatos, libros, porquerías, es como si quisiera liberarme de muchas cosas. Más que nada definiría la sensación de cómo me siento como una necesidad de escaparme de mi propia piel, ser aire, ser espuma, ser agua, escurrirme, evaporarme. Me dormí llorando, me desperté llorando, pero no puedo decir que sola. Tenía un gato en cada hombro y uno a cada costado. Ahora me miran, me miran como si quisieran ayudarme de alguna manera, o como si respetaran mi sentir, como si no quisieran molestarme. Mimosa me limpiaba las lágrimas. Volví a tomar las pastillas, como si pudieran hacer algo. A veces escucho agua caer y me imagino estar en otro lugar, no como humana, siendo pasto, siendo tierra, siendo naturaleza. Siempre me imagino tirada en el piso, qué significará? Cuando no me puedo dormir, me tiro al piso y de repente me quedo dormida. Ayer estuve todo el día esperando una respuesta, en vano. No se por qué todavía espero que exista alguien que pueda y quiera ayudarme. Me gustaría tener un botón de autodestruir, pero que no doliera... Aunque me pregunto si es posible sentir un dolor más fuerte del que siento ahora. Creo que si, porque alguna vez lo sentí. Lo que siento ahora es vacío, inercia. 
Escribí esto con la idea de descargarme, pero no estaría funcionando. 

viernes, 3 de marzo de 2017

Esta situación de estar frente a una hoja en blanco y... no saber qué escribir. Irónica, si tenemos en cuenta de que llegué a estas circunstancias por tener demasiado que desahogar. A mi me alcanza con agarrar esta hoja para tener todo claro. Es más, ni siquiera necesito empezar a escribir. Miro la hoja en blanco y las ideas se acomodan solas. Y es una pena. Es una pena porque porque las parejas son par-ejas. Con que se calmen las olas de una, no alcanza para que todo este bien entre los dos -parece-.
Paso a describir lo que siento (porque esto siempre ayuda). Vamos desde lo básico: angustia.
Angustia porque cambié todo lo que estaba en mis manos y no sirvió de nada. Angustia porque se que lo que necesito me lo podés dar, pero no querés. No se te da la gana. Y la frase es perfecta. No es que no "podés", porque no podrías si no tuvieras los medios, pero los medios los tenes: un par de brazos, la voz, la capacidad de actuar, la libertad para tomar decisiones. Angustia porque anoche estábamos hablando de los mimos que quería que me hicieras hoy, y hoy estoy llorando porque veo que todo lo que proyectaba, todas las expectativas que tenía... Eran una fantasía.
Prosigamos. Bronca. De esta mucho no voy a hablar porque se ve que sólo me nace cuando tengo algo que contestarte. Cuando la quiero explicar... es como que las palabras cuando uno habla solo no satisfacen la bronca. El deseo de "destrucción", si se lo quiere llamar así... Tal vez lo retome más adelante, cuando lo sienta lo suficientemente fuerte como para describirlo, y no para inventarlo -es sabido que no me gusta mentir-.
Decepción? Mucha. Desilusión? Peor. Totalmente desilusionada. En el sentido poético y también en el sentido estricto de la palabra. "Hartazgo"? Si eso existe... La palabra correcta sería aquella que designe el sentimiento de estar "harta". Harta de qué? Harta de que me lastimes -pudiendo evitarlo-, harta de que veas cómo me estás lastimando y sigas hundiendo el puñal, harta de que veas cómo me quedo desangrando a consecuencia de tus actos y me dejes ahí... Harta de morderme las uñas y arruinarme el esmalte que me puse para verte! (Ahí está la bronca. Sabía que en algún momento iba a salir...). Harta de elegirte para estrenar un pantalón nuevo y que ni siquiera tengas intenciones de verme...
Cansancio. Y esta vez no voy a explicarlo porque incluso me cansé de escribir...

domingo, 22 de enero de 2017

Me gustaría poder pedirte las cosas sin miedo... a tus reacciones. Sin miedo a que no me entiendas, sin miedo a que me juzgues, sin miedo a que mis pedidos no pasen los filtros de tus justificaciones. Cuando cambió todo? Siempre voy a recordar que lo que más me gustaba de vos, era la forma en que me querías... Era lo que te hacía distinto a todos (entre otros atributos, claro). Y ahora... ahora siento que no te puedo hablar, que no te puedo decir lo que siento, que me tengo que guardar los pensamientos para mi. Que tengo que volcar las cosas que me pasan por dentro en estas líneas, porque no las podemos hablar... Porque poner la oreja no es lo mismo que escuchar.

jueves, 12 de enero de 2017

Desconozco con exactitud hace cuánto que no hago esto y, honestamente, espero que nadie lo lea. Todo este último tiempo estuve sintiendo que me ahogo en un vaso de agua. No me refiero a la incapacidad de poder sobrellevar algo tan pequeño como un vaso, sino más bien a la falta de perspectiva de darme cuenta de que un vaso no es un mar, o no poder experimentar que donde estoy no es el mar, aunque lo sepa. Quiero decir, desde lo racional se exactamente lo que es, pero eso no es suficiente para sentirlo, y al no sentirlo, todo se desmorona. 
No creo que la solución esté afuera, se muy bien que nunca lo está. Pero tampoco puedo evitar desear que alguien desde afuera del pozo me tire la soga, y no cualquiera, la persona que me empujó. Desde ya que no lo tomo como algo intencional, sino que más bien como que aquel sujeto estaba caminando, sin rumbo en su propia vida, y sin querer, en medio de esos pasos sin dirección, me empujó al pozo. ¿Cómo hago para pedirte que me tires la soga, sin que pienses que no soy la misma de antes? ¿Cómo hago para pedirte una mano, si ya te lo pregunté más veces de las que podría enumerar? ¿Cómo te pido que te saques la venda de los ojos, si después te los tapas con las manos? Me encuentro en esos momentos de la vida donde quisiera que interviniera un tercero, un factor desencadenante, y te dijera "¿No ves que te necesita?". ¿No ves que si estoy escribiendo esto, es porque no puedo decírtelo? Porque lo he intentado varias veces, y el resultado nunca es bueno. Siempre termino más al fondo de lo que estaba antes. Lo que necesito en este momento es que estés ahí, haciéndome compañía, hasta que las olas pasen. Aunque no sea tu culpa, aunque no me entiendas. 
La tormenta no siempre está afuera, las que están en nuestro interior... esas son las peores. No creas... No creas que no lo estoy intentando. Estoy poniendo más esfuerzo que para cualquier cosa que te puedas imaginar, estoy tratando de agotar cualquier tipo opción, buscando todas las salidas. No necesito que me digas qué camino tomar, necesito que estés caminando conmigo, sosteniendo la linterna... Y no te pregunto si crees que podés... Te pregunto... ¿Lo harías por mí? Todo pasa. Acompañame hasta que pase... Todo pasa. Esto también pasará.