lunes, 24 de diciembre de 2012

El discípulo dijo al maestro:

                                    -He pasado gran parte del día pensando en cosas que no debía pensar, deseando cosas que no debía desear, haciendo planes que no debía hacer.


         El maestro invitó al discípulo a dar un paseo por el bosque cercano a su casa. Por el camino, señaló una planta y le preguntó al discípulo si sabia qué era.


                                   -Belladona- Respondió el discípulo-. Puede matar al que coma sus hojas.


                                   -Pero no puede matar al que simplemente la contempla -dijo el maestro-. De la misma forma, los deseos mal vistos no te pueden causar daño alguno si no te dejas seducir por ellos.