miércoles, 5 de marzo de 2014

-No soy el mismo, Harry.

-Sí que lo eres. Me pregunto cómo será el resto de tu vida. No la estropees con renunciaciones. En el momento presente eres la perfección misma. No te hagas voluntariamente incompleto. No te falta nada. No muevas la cabeza: sabes que es así. Además, Dorian, no te engañes. La vida no se gobierna ni con la voluntad ni con la intención. La vida es una cuestión de nervios, de fibras, y de células lentamente elaboradas en las que el pensamiento se esconde y la pasión tiene sus sueños. Quizá te imaginas que estás a salvo y crees que eres fuerte. Pero un cambio casual de color en una habitación o en el color del cielo matutino, un determinado perfume que te gustó en una ocasión y que te trae recuerdos sutiles, un verso de un poema olvidado con el que te tropiezas de nuevo, una cadencia de una composición musical que has dejado de tocar... Te aseguro, Dorian, que la vida depende de cosas como ésas.