domingo, 22 de enero de 2017

Me gustaría poder pedirte las cosas sin miedo... a tus reacciones. Sin miedo a que no me entiendas, sin miedo a que me juzgues, sin miedo a que mis pedidos no pasen los filtros de tus justificaciones. Cuando cambió todo? Siempre voy a recordar que lo que más me gustaba de vos, era la forma en que me querías... Era lo que te hacía distinto a todos (entre otros atributos, claro). Y ahora... ahora siento que no te puedo hablar, que no te puedo decir lo que siento, que me tengo que guardar los pensamientos para mi. Que tengo que volcar las cosas que me pasan por dentro en estas líneas, porque no las podemos hablar... Porque poner la oreja no es lo mismo que escuchar.